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Mostrando entradas de 2017

Atención de dolores al modo escandinavo

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Por mucha vida sana que te propongas llevar, las aventuras y desventuras del día a día te llevarán a necesitar pedir hora en el médico de cabecera tarde o temprano. Llegado este momento, ¿qué hacer? Lo cierto es que la sanidad de este país no se diferencia tanto como podía imaginar a la española. Y es que la asistencia sanitaria aquí resulta, en gran medida, gratis: tan sólo se paga una cantidad simbólica cada vez que necesitas consulta. Así, si solicitas visita en la médico de cabecera, se abona lo equivalente a unos diez euros. La primera vez que hice uso de este servicio me resultó tremendamente raro pagar en recepción antes de pasar a la sala de espera. ¡Qué mal acostumbrada estaba a los privilegios de la sanidad totalmente pública y gratuita!  Por otro lado, si tu médico decide que necesitas la exploración de una especialista, se pagan aproximadamente unos treinta euros. Con ello se incluye desde ginecología hasta dermatología, pasando por traumatología, etc. Ya sabes a

¿Cuánto dura el verano en Suecia?

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Tal cuestión me planteaba esta mañana mientras desayunaba viendo la lluvia a través de la ventana. A estas horas, ya puedo afirmar oficialmente que lleva más de diez horas seguidas chaparreando sin descanso. Nubes, niebla, gris en el cielo opaco. Curioso imaginar cómo el sol sigue brillando en algún lugar detrás de esa recia cortina de agua. Siempre hay quien, al explicarle que te mudas a Suecia por voluntad propia, insiste en repetir: "¡Pero si allí no hay verano, con el frío que hace!". Era y soy consciente, la zona escandinava no es precisamente el Caribe europeo. Aun así, creo que hace falta vivir aquí un buen periodo de tiempo para comprender los matices del clima.  Lo del frío no me importaba. Después de veintitantos años disfrutando y sufriendo el clima mediterráneo, tenía ganas de perder de vista por una temporada el calor extremo de sus bochornosos veranos. Salir a la calle y que el sol te aturda con su potencia, o directamente no poder estar al

Las pasiones ocultas de los suecos

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Alguna vez que otra os he hablado de costumbres que resultan especialmente populares entre mis conciudadanos suecos, así como de ciertas tendencias y tradiciones bastante comunes en el país. Sabéis, por ejemplo, que disfrutan decorando y redecorando sus hogares por temporadas, de aquí que uno de los más grandes y exitosos imperios en lo que a venta de muebles y accesorios para la casa se refiere sea de procedencia sueca. Vas a comprar cuatro cosas para convertir el salón de tu nuevo piso en un espacio más acogedor y encuentras campañas de todo tipo en las tiendas: "dale a tu casa un toque veraniego", "renueva los textiles de tu salón con una tonalidad rompedora", "viste tu casa al estilo escandinavo". Así que nada, todo el mundo de cabeza a comprar lámparas, velas y demás artilugios para cambiar el aspecto de tu hogar de arriba abajo, no sea que no estén al día de las últimas tendencias. Otra cosa que parece encantarles es hacer fila . Sí, esperar h

Celebrando Midsommar

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Después de algunas semanas de parón, vuelvo con mis aventuras suecas para hablaros de una de las tradiciones más populares del verano nórdico. Reconozco que dicho descanso de escritura internauta ha durado más de lo que me planteé al publicar la última actualización, pero la vida ocurre y pasa a una velocidad que, a veces, se nos escapa de las manos. Como imaginaréis, adaptarse a un nuevo trabajo, en un país diferente, en una recién aprendida lengua...requiere bastante tiempo. De ahora en adelante planeo seguir compartiendo mis historietas aunque, eso sí, con más baja frecuencia :) Dicho esto, vayamos al grano: ¿qué está pasando esta semana en Suecia? Casi todo el mundo se encuentra disfrutando una fiesta que llevan preparando semanas, conocida como Midsommar . En cierto modo, cabe afirmar que se trata del equivalente a San Juan, celebrado la pasada noche del veintitrés al veinticuatro en muchas zonas del sur de Europa. En el caso sueco, la fecha numérica puede variar con tal de a

El alma de los bosques

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Imaginaos el típico paisaje natural sueco. ¿Qué animales encajan en él? Probablemente la mayoría habréis visualizado un alce o reno de forma prácticamente automática. Desde luego, estos mamíferos se podrían considerar un símbolo nacional. Cuando entras a una tienda de souvenirs, encuentras llaveros, camisetas y todo tipo de objetos representando este animalillo tan común en los países nórdicos.  Guardianes de los bosques, solemne presencia, ágil caminar. Esta era la estampa que mi mente había definido antes de venir por estas tierras. Grandes alces que viven alejados de las poblaciones humanas, dominando su gélido territorio. Me preguntaba si tendría oportunidad de verlos alguna vez. La verdad es que mi idea no iba desencaminada, a excepción de la supuesta lejanía respecto a las ciudades. Resulta que una mañana, llega tarde una compañera a clase y nos dice "es que se habían metido dos alces en mi jardín y no podía sacar el coche". ¿Cómo? Sí. Pequeños problemas de la vida

Plumas primaverales

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Hace un par de semanas, se empezaron a decorar las calles de Göteborg con finas ramitas marronáceas y llamativas plumas de colores, dando un toque especial a decenas de rincones. Van inundando el paisaje y nadie desaprovecha la ocasión de unirse a la celebración de la llegada de la primavera: tiendas, bancos, salas de espera, casas particulares...  Y es que, mientras en la península Ibérica se festeja la Semana Santa a golpe de tambor y procesiones, el ambiente nórdico profesa un estilo bien diferente. Aunque los días festivos también corresponden al calendario religioso, las tradiciones más populares tienen un carácter alegre y distendido. De hecho, me da la impresión de que mantienen cierta conexión con aquellos rituales ancestrales que homenajeaban la explosión de la primavera y su vivacidad de colores. Muchas flores vuelven a deleitarnos la vista y el olfato después de los meses de letargo, el sol nos visita cada vez más a menudo, la nieve va desapareciendo y los cantos de los

De särbos va la cosa

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Definitivamente lo de casarse no se lleva en este país. Reflexionaba sobre esta cuestión el otro día, ya que en poco más de seis meses voy a asistir a dos bodas de amigos españoles mientras que aquí no es algo demasiado visible. Parece que en la cultura sueca este ritual pasó de moda hace algunas décadas.  La sospecha rondaba en mi mente desde hacía semanas y, por lo visto, no se limita a la superficial impresión de una recién llegada. Según dos estudios llevados a cabo por la Universidad de Göteborg y Svenska Kyrkan*, la juventud sueca interpreta el matrimonio como un compromiso demasiado serio y de costes elevados. Las investigaciones se realizaron por separado por parte de cada entidad, entrevistando a parejas jóvenes con el consiguiente seguimiento de sus relaciones durante unos años. Los resultados sorprendieron al equipo de investigadores y ambas derivan en la misma conclusión: se prefiere tener hijos a casarse. En otras palabras, contraer matrimonio resulta arriesgado, mien

Sobre gomina y postureo

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Existe una norma tácita en el ámbito laboral sueco que a mi parecer resulta bastante ventajosa y es relativa al código de vestimenta. Cuando empiezas a trabajar en una nueva oficina o te citan a una entrevista de trabajo, no es necesario que renueves tu armario ni desempolves tus mejores galas: te espera un ambiente más bien informal. Lo más habitual es que te quites los zapatos nada más entrar al recibidor y andes en calcetines como en tu casa, cada cual viste según su estilo y personalidad, algo que se percibe como natural. Esta pauta se aplica también a los cargos más altos, si tu jefa aparece en chándal en tu despacho, mejor disimula tu gesto de asombro.  Por supuesto y como todo en la vida encontrarás excepciones, por ejemplo las personas que trabajan de cara al público o aquellas que promocionan determinadas marcas o productos. El domingo pasado fui a dar precisamente con una de estas raras situaciones en las que el canon se incumple. Resulta que el contrato de alquiler de n

El derecho a la naturaleza

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El equinoccio de primavera ha llegado con fuerza este año alegrándome las mañanas nórdicas. Esa luz que se ha ido manifestando con cuentagotas durante los últimos meses lleva toda esta semana inundando la ciudad. Imagino que estaría esperando pacientemente el comienzo oficial de esta dulce estación. La verdad es que se agradece de corazón y la gente se echa a las calles como despertando de un prolongado letargo.  Con el gusto que le he cogido a pasear por el bosque entre árboles frondosos y ardillas, no veo el momento de poder disfrutar de ello dejando el abrigo de invierno en el armario. Cuando la temperatura permita comer en el césped y tumbarse a la bartola, ya ni te cuento. De hecho, una de las costumbres suecas que tengo pendiente de experimentar es la de comprar una parrilla desechable en el supermercado y montar una buena merendola campestre. Me resulta curioso lo popular que es esta práctica y lo poco que perjudica el paisaje natural. La gente queda, monta su barbacoa provi

Encantadores jardines urbanos

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Le estamos cogiendo el gusto a esto de escaparnos algún que otro finde  a explorar las inmediaciones de nuestro nuevo hogar, así que a finales de la semana pasada fue el turno de Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia  El viernes después de comer pusimos rumbo al sur sin desmesuradas expectativas ya que, aún tratándose de una de las poblaciones más famosas del país, éramos conscientes de que aquí las ciudades no suelen contar con tantos atractivos históricos en comparación con una buena parte de las europeas, además de que acostumbran a ser de menor tamaño. Fuera precisamente a raíz de ello o no, nos llevamos una impresión de lo más agradable. Los principales puntos de interés malmoguienses se encuentran concentrados cerca del centro o en el propio casco antiguo, cosa que facilita el llegar a pie a todas partes. Malmö es una localidad esencialmente marítima y desde sus orígenes se ha desarrollado orientada al agua, tendencia que se percibe paseando por el muelle. Una de sus

Momento fika

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Imposible retrasar más el momento de hablaros sobre aquella costumbre que urge comprender una vez llegas a Suecia: sí, ha llegado la hora del  fika . Una vez empiezas a integrarte en la sociedad, surgirá ese instante en que alguien te propone tomar fika , ya sea en ámbito laboral, de ocio o, de hecho, en cualquier otro contexto.  Pero, ¿qué clase de invitación es esta, qué supone, cómo actuar? Me place comunicarte que, en principio, no existe necesidad alguna de alarmarse. Se trata del método estándar escandinavo de socialización y, siguiendo este modo de proceder, aumentarán las probabilidades de entablar una amistad o una adecuada relación con tus colegas en el ámbito laboral, por ejemplo. Pongamos por caso que asistes a un curso de idioma y te apetece plantear un plan a los compis fuera del aula: propones fika . O que te acaban de contratar y tu jefa te cita a una primera reunión informal: propondrá fika . El vecino con el que coincides en el tvättstuga aparenta ser una persona

Alkoholfri

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Es curioso aquel momento en que, mientras organizas una pequeña cena en casa con amigos, te planteas qué ofrecerles para beber. "¿Qué tal una botella de vino? Cuando pase por el supermercado a por el resto de ingredientes echo un vistazo a ver qué tienen." Nada más lejos de la realidad, si tú intención es consumir alcohol fuera de un bar, mejor empieza a organizarte. Adoptar el hábito de la planificación sueca se vuelve entonces imprescindible, dado que la venta de bebidas alcohólicas está restringida a una sola cadena de tiendas autorizadas por el estado. Ningún comercio opta a vender esta clase de producto a excepción de algunas cervezas de baja graduación que se pueden encontrar en los supermercados convencionales.  Dicho establecimiento se denomina Systembolaget y puede encontrarse en la mayoría de los municipios. Eso sí, con un horario considerablemente limitado. La espontaneidad que surge un domingo a mediodía en el que te entran ganas de acompañar la comida y su c

El templo de la discusión

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En todos y cada uno de los pisos en los que he vivido hasta ahora, he dispuesto de lavadora como un electrodoméstico más. Se entiende como un elemento básico y al entrar a una nueva vivienda esperas encontrarla, del mismo modo que hay baño o mesa para comer, entre otros. Un detalle más que das por sentado hasta que alquilas un piso fuera de la península ibérica y caes en la cuenta de que allí no es algo tan obvio.  Como probablemente intuiréis, Suecia es uno de esto casos. Aquí el hábito más extendido es el de bajar a la lavandería para hacer la colada y, debido a ello, hay quien la considera una especie de sala de estar común donde se congregan periódicamente los vecinos del barrio. En este espacio pasas un buen rato esperando que dichos aparatos hagan su función, de manera que da lugar a conversaciones, encuentros y discusiones de todo tipo. Yo, la verdad, no me siento identificada con esta versión, aunque bien es cierto que mi circunstancia es algo diferente.  Cuando hace al

The Swedish theory of love

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Hacía meses que tenía pendiente ver este polémico documental que causó tanto revuelo cuando fue estrenado y sigue dando pie a interminables discusiones a día de hoy entre los espectadores. Salió a la luz hace poco más de un año y llamó mi atención al ver que indaga en uno de los estereotipos más conocidos y probablemente criticados de la sociedad sueca: el individualismo . Aunque la tendencia hacia un estilo de vida cada vez más autónomo parece manifestarse como general en todo el mundo occidental, se suele insistir en que dicho aspecto se da de forma más pronunciada en ciertos países nórdicos, así que el documental se dedica a analizar los supuestos efectos que este modelo social acarrea hoy en día. Durante los años setenta del siglo pasado, los teóricos y políticos suecos unieron sus esfuerzos para llevar a cabo un proyecto llamado "La familia en el futuro", según el cual implementaron una serie de mejoras sociales con tal de fomentar la independencia de los ciudadanos

Cruzando el puente Øresund

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Una de las ventajas de vivir en el sudoeste de Suecia es lo bien comunicada que está la zona con algunos países vecinos, por lo que se convierte un pecado casi capital desaprovechar la oportunidad de visitarlos. Desde mi ciudad, Göteborg, hasta Copenhagen hay unas cuatro horas en tren o bus, de modo que el fin de semana pasado nos decidimos a explorar la metrópolis danesa. Durante los días que pasamos en esta ciudad tuve una sensación inesperada: fue como volver a Europa. Y es que hasta este momento no había notado como me he ido acostumbrando al estilo sueco, en cuanto a estética y entorno urbano se refiere. Supongo que al verlo todos los días, mis ojos lo han ido integrando paulatinamente, de forma inconsciente. Lo definiría como uniforme, sutil, moderado, lineal, ordenado. Cierto es que en el centro de las ciudades hay edificios con un toque especial o relativa antigüedad, pero predomina una homogeneidad que se acentúa en los barrios residenciales, donde las construcciones pare

Residencial paraíso

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Parece ser que en el sur de Europa abunda la percepción de Escandinavia como el paradigma de esas sociedades racionales y ejemplares donde todo funciona, prosperidad y estabilidad imperan, hay trabajo y se valora el progreso, junto con un largo etcétera. Bueno, en numerosas ocasiones se cumple, no nos vamos a engañar. Así que cada año una notable cantidad de personas decide probar suerte y mudarse a algún país norteño. Al fin y al cabo...¿esto es Jauja, no?  El hecho de llegar a un país con expectativas tan sumamente altas suele conllevar el equivalente riesgo de batacazo que, en el caso de Suecia, se da cuando te pones a buscar piso. La perfección no existe, ni siquiera en formato nórdico. Y es que encontrar un piso de alquiler en una zona razonable, por un precio adecuado y sin ser sueco se presenta como misión casi imposible. Ya ni te cuento si te pones manos a la obra con poco tiempo de antelación.  ¿Cómo es esto posible? Me explico. El sistema actual que rige la normativa

Ruidos misteriosos

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Durante el invierno, los y las suecas tienden a pasar mucho tiempo en casa. Es una costumbre de la que había oído hablar desde que llegué y, ahora que la experimento en primera persona, doy fe de ella. En realidad, dicha tendencia es totalmente comprensible teniendo en cuenta el clima desasosegado que nos acompaña durante esta temporada siendo, además, la más oscura del año. En otras palabras, digamos que sales a la calle y te topas con siete grados bajo cero junto con una brillante capa de hielo en el suelo, la cual aumenta las probabilidades de resbalón y espectáculo matutino. Pues una vez acabas tus quehaceres diarios, lo que te apetece -más que pasear en la oscuridad absoluta de las cinco de la tarde- es recogerte en casa y encender unas cálidas velitas mientras desarrollas cualquier tipo de actividad de interior. A juzgar por el contexto, entonces, se plantea como una conducta de lo más lógica. Esta devoción por el hogar se manifiesta, por ejemplo, en la cantidad de comercios

Lagom är bäst

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Si existe una palabra que identifica la cultura sueca es  lagom . Como mínimo eso es lo que afirman mis nuevos conciudadanos. Llegan al punto de asegurar que para poder comprenderla completamente, uno debe ser sueco. Haciendo oídos sordos a esta sentencia desesperanzadora, la curiosidad me ha llevado a preguntar sobre su origen y consultar alguna que otra fuente. La explicación más popular se remonta al tiempo en que los vikingos dominaban el panorama escandinavo. Se cuenta que, entre sus costumbres más apreciadas, se encontraba la de reunirse alrededor de una gran mesa de madera a beber su típica cerveza, llamada mjöd . Según los defensores de esta versión, dichos vikingos compartían un mismo cáliz y lo iban pasando uno a uno para que todos pudieran beber. El grupo de personas congregadas en este ritual se conoce como lag y a esta palabra se le añade la preposición om , viniendo a significar a grandes rasgos "alrededor de": lag + om. Como los integrantes de la reunión n

Papel de regalo navideño

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Una de las cosas que más me mola hasta el momento de la cultura sueca es el orden. Vale, puede que esto sea relativo en función de donde vengas o hayas crecido, lo sé. Pero yo lo noto, en serio, no estoy acostumbrada. No es que salgas a la calle y sea lo primero que piensas, más bien se trata de algo que está en los detalles pero repercute en cómo funciona el conjunto del sistema. Si vives en un país mediterráneo, puedo intuir que con toda probabilidad lo notarías. Uno de los lugares donde esto se hace evidente es en la comunidad de vecinos , ese microcosmos donde conviven todo tipo de personas compartiendo desde edificio y rellanos hasta, supuestamente, respeto mutuo. Os aseguro que el ambiente de las viviendas donde compartí piso en Barcelona a lo largo de varios años era muy diferente del que se respira aquí. Silencio, calma, estructura, armonía, deferencia. Allí, en cambio, nunca di con una comunidad en la que no hubiera el típico vecino que grita o hace ruidos a horas intempe

¿Esto de qué va?

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Uno de los aspectos que más me gusta de viajar es el choque cultural que inevitablemente se genera. Aunque para algunas personas resulte estresante o incluso produzca cierta desorientación, mi mente lo plantea como un universo estimulante, infinidad de cosas por descubrir. Al mudarte a otro país, el efecto se presenta de forma parecida pero con una notable diferencia: no estás de vacaciones . Sí, cosa que condiciona bastante. Por supuesto, la tesitura varía muchísimo en función de las razones que te llevan a ello. No es lo mismo hacer un intercambio erasmus que irse de prácticas, moverte porque te ofrecen un trabajo que ir a buscarlo, o elegir iniciar una experiencia de voluntariado que huir de una guerra. Afortunadamente, mi caso no forma parte de las motivaciones más dramáticas, ya que tuve oportunidad de decidir o elegir venir aquí y esto vuelve el proceso mucho más ameno. Conocer una cultura totalmente nueva, aprender un idioma e integrarme en esta sociedad se convierte e