Tren nocturno hacia el círculo polar ártico
Este mes de abril he inaugurado la temporada de viajes de trabajo. Unos más accesibles que otros, destinos cercanos, por lo general, a los que se puede llegar en tren o coche. La semana pasada me tocaba estrenar ciudad sueca. ¡No me quejo! En mi tiempo libre aprovecho para explorar zonas desconocidas y poder disfrutar de ello por motivos laborales no tiene precio.
Esperaba con curiosidad conocer Umeå, tan al norte, tan lejana. Además, esta vez íbamos a coger el famoso tren nocturno. Cosa que se agradece teniendo en cuenta las trece horas de viaje que se tarda en llegar. Casi nada. Había oído hablar de este tren alguna vez: recorre el país de un extremo al otro. De norte a sur. Su alargada figura crea inevitablemente una distancia generosa entre el inhóspito norte y el amable sur.
Me acercaba a la estación alegre, disfrutando de los primeros días de "calor" de este año. Por lo visto a la ida teníamos reservado un compartimento privado para tres personas, de los caros. Al subir a mi vagón y verlo, no me cuadraba expectativa respecto a realidad. ¿Es este? No puede ser, me habré equivocado de número. Mientras comprobaba el billete, llegaron mis compañeras. ¡Ya estás aquí! (Por lo visto era ese, sí).

La vuelta a casa fue todavía más entretenida dado que nos correspondía un vagón de seis plazas, que son algo más económicos. Si el compartimento que teníamos a la ida se conoce como "de dormir", el nombre de este otro se traduce como "plaza para estar tumbado". Me temía lo peor. Pero ciertamente, la diferencia no fue tan abismal. Cómico el momento de montar las camas durante el cual todo el mundo tiene que salir del compartimento para poder realizar la maniobra. Por lo demás, trece horas de traqueteo de vuelta y en casita. A disfrutar la primavera sueca.
Estoy segura de que disfrutaste mucho del viaje a pesar de las incomodidades.
ResponderEliminarLo cierto es que los trenes nocturnos no suelen ser muy cómodos, todavía recuerdo el viaje Barcelona-París-Barcelona de hace unos cuantos años.
Me ha encantado el relato.