Ruidos misteriosos

Durante el invierno, los y las suecas tienden a pasar mucho tiempo en casa. Es una costumbre de la que había oído hablar desde que llegué y, ahora que la experimento en primera persona, doy fe de ella. En realidad, dicha tendencia es totalmente comprensible teniendo en cuenta el clima desasosegado que nos acompaña durante esta temporada siendo, además, la más oscura del año. En otras palabras, digamos que sales a la calle y te topas con siete grados bajo cero junto con una brillante capa de hielo en el suelo, la cual aumenta las probabilidades de resbalón y espectáculo matutino. Pues una vez acabas tus quehaceres diarios, lo que te apetece -más que pasear en la oscuridad absoluta de las cinco de la tarde- es recogerte en casa y encender unas cálidas velitas mientras desarrollas cualquier tipo de actividad de interior. A juzgar por el contexto, entonces, se plantea como una conducta de lo más lógica. Esta devoción por el hogar se manifiesta, por ejemplo, en la cantidad de comercios...